Círculo​ ​de​ ​Deming: Mejora​ ​continua​ ​para​ ​tu​ ​negocio



Una de las citas más memorables el profesor William Edwards Deming toca un punto clave de cualquier organización: “no existe nada más inútil que realizar eficientemente una actividad que no debería hacerse en lo absoluto”. Conocido a nivel mundial como el padre del control de calidad en los tiempos modernos, integra el análisis estadístico para identificar las razones por las que se producen fluctuaciones en los resultados en los procesos productivos.

El círculo de Deming, o también conocido como PDCA, es una sencilla visualización de un ciclo continuo de actividades para detectar las áreas de oportunidad y experimentar con iniciativas para mejorar cualquier proceso. Su nombre alterno se forma con las iniciales de sus principales pasos: planear, hacer, verificar y actuar (Plan-Do-Check-Act, o PHVA en español). Es un ciclo definido para la mejora continua de cualquier proceso o producto.

Aunque la propuesta inicial era la aplicación exclusiva en la industria, el concepto es aplicable para mejorar la calidad en diferentes ámbitos: 

Planear. 
El punto de partida en el ciclo se define lo que se desea obtener y los pasos para lograrlo. Puede ser la primera ocasión que se realiza el ciclo, o es una iteración para superar resultados pasados; se establecen los métricos que se utilizarán para identificar si los resultados cumplen con los objetivos buscados (especificaciones). En el caso de mejora continua, la práctica común es manejar iniciativas en programas piloto, para analizar resultados antes de hacer cambios mayores en el resto de la planta. 

Hacer. 
Echar en marcha el plan para crear el resultado que se busca, respetando secuencia de pasos y condiciones que se hayan definido. Las actividades se documentan y se registran los resultados durante la corrida de producción; los datos obtenidos serán posteriormente utilizados para graficación y análisis. 

Verificar. 
Todo resultado registrado se coteja contra las especificaciones definidas en el plan al inicio del ciclo. Se analizan las diferencias y el grado de desviación con respecto al plan, tanto en pasos, diseño, como esfuerzo y gastos. Conocida también como la fase de retroalimentación, es el momento en que podremos identificar problemas y posibles planes de acción. 

Actuar. 
De acuerdo con las métricas y experiencias documentadas, se hacen ajustes a procesos y mejoras para acercarnos más a los resultados deseados. Se ponen en marcha los cambios y se prosigue con la documentación de los resultados. Al “terminar” el ciclo, se regresa al primer paso y se perfeccionan las actividades, o se propone un nuevo plan que pueda conseguir mejores resultados.

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